Casapueblo
El Museo Taller funciona en el centro de la gran construcción y exhibe las obras su creador, el maestro uruguayo Carlos Páez Vilaró, artista multifacético y muralista por excelencia.
En sus salas se exponen pinturas, cerámicas y esculturas realizadas en distintas etapas de labor artística. El Museo cuenta con una sala de cine, donde se proyectan documentales sobre su vida y obra. A lo largo del recorrido, que incluye cinco salas y tres terrazas, se percibe el concepto de arquitectura modelada, ya sea por sus pasadizos, caminos, arcadas u objetos incrustados en los muros.
Los visitantes pueden hacer un alto en la Taberna del Rayo Verde, para disfrutar de su menú variado contemplando el mar, los cerros y la arquitectura modelada de Casapueblo.
El Museo está abierto al público todos los días del año desde las 10 de la mañana hasta la puesta de sol. Si quiere planificar su visita y adquirir su ticket con antelación, puede hacerlo aquí. Miles de visitantes de todo el mundo llegan hasta Punta Ballena para conocer esta gran obra. Casapueblo es sin duda, el máximo referente cultural y arquitectónico del Uruguay.
Ceremonia al sol
Cada atardecer, se lleva a cabo “La Ceremonia al sol”. Es el broche de oro de la tarde y consiste en una grabación con la voz del artista que narra un poema a su amigo más antiguo.
Este clásico es exclusivo del Museo y se ha convertido en una especie de misa ecuménica, imperdible y muy emotiva.
Se recomienda llegar por lo menos 40 minutos antes a los efectos de conseguir ubicación.
Casapueblo
Construida en lucha abierta contra la línea recta y con concepto de horno de pan, es la obra máxima en la arquitectura de Carlos Páez Vilaró, quien la modeló con sus propias manos durante más de cuarenta años. En ella vivió, trabajó y atesoró sus colecciones.
Punta Ballena
En el año 1958 Páez Vilaró llegó por primera vez a Punta Ballena y quedó cautivado por el lugar. La desolación del paisaje, sin árboles ni caminos trazados, sin luz y sin agua, no frenaron su proyecto de construir su taller definitivo frente al mar. Al averiguar sobre la posibilidad de adquirir el terreno, se encontró con que se vendían cuarenta hectáreas, por lo que reunió a amigos e interesados y formaron una sociedad llamada Club de la Ballena S.A. de la que su hermano Miguel era el presidente.Carlos Páez Vilaró eligió el solar 22, de 4.873,5 m2.
La Pionera
Inicialmente levantó una casilla de lata, donde almacenó puertas viejas, ventanas y materiales para la obra de su futura casa. Luego, con la ayuda de amigos y pescadores, creó La Pionera, su primer atelier de madera. Años más tarde, empezó a cubrirla con cemento y a modelarla con sus manos, como a una gran escultura. Siempre engarzando a las paredes objetos traídos de sus viajes y destinando sitios especiales para sus recuerdos. Cúpulas, pasadizos, túneles y terrazas, fueron cobrando vida a través de los años, dibujando con el blanco inmaculado, la frase de su arquitectura contra el azul del cielo.Evolución
Con el correr del tiempo, Casapueblo siguió creciendo, respetando la naturaleza del paisaje. Habitaciones se fueron agregando como vagones a una locomotora. Muchas de ellas construidas ante el anuncio de la llegada de amigos que planeaban venir desde lejos a pasar una temporada en esta casa que generaba tanta curiosidad. Fue así como se convirtió en un ícono del lugar, punto obligado de artistas, coleccionistas, personalidades, investigadores, estudiantes de arquitectura y viajeros trotamundos.Su Gran Obra
Carlos Páez Vilaró fue un trabajador incansable que documentó sus vivencias y coleccionó objetos únicos traídos de sus viajes, al margen de la magnífica producción artística que dejó. Es la misión del Museo salvaguardar su obra y conservarla de la mejor manera, para poder exhibirla y difundirla en el país y en el extranjero. Las puertas de Casapueblo estuvieron abiertas desde los comienzos para recibir a los visitantes interesados en conocer la casa y las obras de arte de su creador. Páez Vilaró solía decir que la casa se nutría de la energía de miles de visitantes que habían pasado y vivido momentos inolvidables. Fiestas, recitales, congresos y eventos fueron poblando las salas y terrazas con el magnetismo que le imponía su creador, quien no descuidaba ni el más mínimo detalle.El arte es un collage de los retazos del alma.
El artista
En su afán de acercar el arte a lo general, despegándose del concepto de algo exclusivo para museos y galerías, su pincel intervino cuanto objeto se cruzó en su camino.
Su encuentro con Pablo Picasso en Francia lo animó a incursionar en la cerámica, y a su regreso a Uruguay fundó el Taller de Artesanos Ceramistas. En Perú realizó tapicerías junto a los indios otavaleños. En Tahití hizo su colección de pareos para las nativas. En Washington pintó el mural “Raíces de la Paz”, considerado el más largo del mundo en el año 1960. En el leprosario del Dr. Albert Schweitzer en Lambaréné también dejó su sello en una gran pared. En Uruguay pintó las velas del velero escuela “Capitán Miranda”, también los vehículos policiales y el avión de la línea aérea nacional.
Registró varias composiciones musicales. Realizó las películas “Batouk”, “Pulsación”, “La serpiente rouge”, “Candombe, tambores en libertad”, “Albert Schweitzer en el reino de los galoas” y “Arte y Aventura”.
En arquitectura, más allá de Casapueblo, construyó su casa “Bengala” en Tigre, también la capilla del cementerio Los Cipreses y colaboró con el diseño del Club de Polo Helvetia en Brasil, por citar algunas obras.